MORFOLOGÍA DEL GATO
El esqueleto de un gato presenta 244 huesos, casi 40 más que el ser humano, la mayoría en la columna y la cola. Los huesos del esqueleto son fuertes pero muy ligeros con una columna vertebral muy flexible. Esta flexibilidad se debe a la existencia de un disco fibroso inter-vertebral que actúa como amortiguador. Así los felinos pueden doblar y estirar el cuerpo dentro de una gran variedad de posturas como dormir enrollados o arquear la espalda en forma de u invertida, entre otras.
El esqueleto constituye esencialmente el marco para la forma del animal y protege a los órganos delicados contra lesiones exteriores. Las principales características estructurales del esqueleto en los gatos son la espina dorsal, de gran funcionalidad y el aparato locomotor de las patas, provistos de fuertes músculos. La cola le sirve al gato para mantener el equilibrio durante el salto y la caída, y además con ella, con su cola, expresa sus estados anímicos. Sin embargo, un gato con la cola cortada o sin ella (accidente) también sale adelante.
Su columna vertebral está sujetada por músculos y no por ligamentos como en el caso del hombre y consta de aproximadamente 26 vertebras más que el ser humano. No tiene clavícula, sino un fragmento de tejido clavicular en el fondo de la musculatura del pecho. Esto permite que su tórax sea estrecho y da más amplitud de zancada.
En definitiva, los gatos tienen unas adaptaciones estructurales que corresponde con su condición de cuadrúpedo depredador carnívoro.
MANOS Y UÑAS
El gato es un animal digitígrado, es decir, que al caminar sólo apoya en el suelo los dedos de manos y pies y no toda la planta; de ahí su caminar tan elegante. Las manos de los gatos equivalen a las manos o pies de los seres humanos. En las patas anteriores poseen cinco dedos y en las posteriores cuatro. Poseen uñas retráctiles, largas y afiladas que constituyen armas fiables y una ventaja sin igual para trepar a los árboles y escapar de sus enemigos, además de servirles para marcar el territorio. Mientras que utilizan las uñas posteriores durante la carrera, las uñas de las patas anteriores, que mantienen afiladas, no pierden su filo en la carrera porque las guardan en unos pliegues cutáneos. La gran flexibilidad, la elasticidad del aparato locomotor y las almohadillas de los pies les permiten tener una marcha sigilosa y silenciosa.
DIENTES
La dentadura de un gato consta de 30 dientes.
Con los caninos y los incisivos sujetan, matan y desgarran a la presa; y con los molares y premolares cortan la carne como si fuesen tijeras. Los colmillos se encuentran muy desarrollados para clavarlos a las presas durante la caza y las muelas carniceras son muy potentes para desgarrar y masticar carne. Las raíces de los colmillos son muy largas y profundas. Los dientes que más destacan son los grandes caninos, doblados hacia atrás y en forma de cuña, con los que puede sujetar firmemente la presa. Puesto que los gatos, cuya dentadura está adaptada a la alimentación carnívora, apenas pueden mover lateralmente las mandíbulas, con la boca cerrada son incapaces de masticar y salivar. Por esto siempre muerden de lado los trozos grandes de comida y tragan trozos enteros.
Los gatos disponen en general de seis incisivos en cada mandíbula, dos caninos en cada una y ocho y seis molares, respectivamente, en la superior e inferior. En total, tienen dieciséis dientes en mandíbula superior y catorce en la inferior en su dentadura completa que se forma ya definitivamente entre los siete y nueve meses. Los dientes de leche están completamente formados a las ocho semanas. A los cinco, seis meses se produce un cambio de dentadura hasta conseguir la definitiva entre los siete y nueve meses.
LENGUA
La lengua de un gato es áspera, provista de papilas córneas, tiene la función de separar la carne de los huesos de la presa y es un excelente instrumento para el cuidado del pelaje. Las crías al principio, tienen una papila marginal en la lengua con cuya ayuda pueden sujetarse a los pezones maternos, que rodean con la lengua como si fuera un pequeño tubo.
Los ácidos gástricos de los gatos no sólo digieren los trozos de comida no masticados, sino también los huesos, y matan las bacterias ingeridas con el alimento, por eso los gatos son relativamente inmunes a las infecciones que se trasmiten con los alimentos.
Es curioso que el intestino de un gato doméstico es algo más largo que el de un ejemplar silvestre. Esto se debe a que en el largo curso de la domesticación el gato ha conseguido una vida más tranquila, un tipo de comida que lleva más materias de lastre e hidratos de carbono. El tiempo de digestión es de aproximadamente 24 horas. Este intenso metabolismo hace necesario que tomen pequeñas cantidades de comida con más frecuencia. El modo de vida felino requiere que el organismo del gato esté adaptado a reaccionar rápidamente y siempre debe estar preparado para saltar y emprender la caza, es por esto que no puede tener un tracto digestivo cargado o mucha grasa corporal acumulada.
PELAJE
El pelaje de los gatos es de vital importancia pues protege su cuerpo contra el frío y la humedad. Un gato que viva en libertad y esté bien alimentado puede adaptarse satisfactoriamente con la ayuda de la densidad variable de su pelaje que en verano será delgado y en invierno grueso a las oscilaciones climáticas de la temperatura. En una fuerte helada el pelaje no se helará siempre que el gato se refugie en un lugar seco y sin corriente de aire. En cambio, un gatito doméstico moriría congelado si de pronto se le dejara en el exterior en invierno.